Me atraparon tus ojos, que apenas miraban sin ver. Rostro bello y altivo en el esplendor de su vejez. Pero allí estaban ellas. Atesorando toda una vida, atrapando mil instantes que no puedo llegar a imaginar. Dejaron atrás la raza y el orgullo, atraparon la resignación y la sabiduría. Encargadas de proteger y guiar, esperan pacientes que la invasión desaparezca para volver a mostrar su fuerza.
Hoy desperté con una imagen que me recordó la impotencia de los que no se conforman y recordé, la paciencia de los que nada tienen.