¿Cuantas veces hemos jugado
a la rueda?
¿Puede existir algún niño
que no haya entrelazado sus manos
a las de su
amigo, gire y gire hasta acuclillarse y dejar escapar una
carcajada? Existe.
Un simple
juego, se convierte en todo un
descubrimiento, una fiesta que
todos tienen que
compartir. Revuelo, alegría,
felicidad.
Otro instante
regalado que se queda
grabado a fuego
en mi corazón.