sábado, 25 de junio de 2011

QUERIDA MONALISA


Me  sorprendió  tu nombre, en   un poblado perdido  al  Sur  de  Etiopía.  Pequeñita,  alegre  en medio   de una choza  convertida  en bar,   en lugar  de  encuentro  de hombres de paso.
Muestras tu sorpresa  ante un beso  espontáneo,  que luego  buscas repetido. Te  arrullas  entre  mis  brazos y  tu  respiración  me anuncia  tu  sueño   tranquilo, lejos  de  la  realidad,  a  salvo   en mi  regazo.  Tres  días   anclada  en  Turmi,   en  los que  cada  fin  de jornada  buscaba  tu  sonrisa. Me enamoré   entre   tus  risas  de niña.
Un  año más  tarde,  volví  con la  esperanza  de  volver  a  verte. Tu  sonrisa  de bebe,  se había  convertido  en la de una mujer sin apenas  levantar  del  suelo.  Recordaste y  te  acercaste   a buscar ese  beso,  tal y  como yo   regresaba  al  encuentro  de tu sonrisa.
Una  vez más,  tras  dos  años,    volví  a  buscarte   y ya no te  encontré.  Me cuentan  que  una ONG  te  llevo  a  Awasa  a  estudiar.
Donde  quiera  que  estés que  seas  feliz, que  alguien  te bese  con  cariño   y  recuerdes a  esta  blanca  que  se  guardó   tu  sonrisa.

miércoles, 15 de junio de 2011

TOMBUCTÚ


    TOMBUCTÚ. Una  vez más repito  tu nombre, desde niña   tantas  veces imaginado  y me sumerjo en tu sueño. 
Sueño  de bellas princesas  envueltas  en seda  esperando que  de  entre la  arena  surja  ese príncipe  teñido  de  azul,  ese Tuareg  de ojo  negros  y manos  fuertes.   
Imagino   esas  grandes  caravanas,  cargadas  de riquezas, que  sin  ser joyas  son apreciadas por  aquellos  que  confluyen  de cualquier parte del  Sáhara.
El paso  del tiempo convirtió  aquellos hombres poderosos  en artesanos, nómadas  de su  destino, que siguen  en  aquel “lugar  lejano”, imaginado, soñado,  buscado por aquellos que persiguieron tu nombre.
Divago,  cual fue  tu pasado, quién  fue  aquel príncipe  que  enamoró  aquella princesa.

sábado, 11 de junio de 2011

A TU LADO


Rompiendo  la  rutina, te  acercas  despacito. Llamas mi  atención jugando con la arena.
Me  observas y  te  observo.
No  debe ser  nuevo ver  en esta inmensa  duna, blancos  cargados  con cámaras y sentados  a sus pies, haciendo  que observan  el  atardecer cuando en  realidad recobran  sus  fuerzas.
Eres hermoso, pero no me  atrevo  a coger mi  cámara  por miedo  a romper ese instante,  en el que hablas  con tu amiga y  entre  tímidas risas  te  sientas  a mi lado.
Y  así  te  quedas, mirándome, intentando  rozar mi piel con  la curiosidad de  tus  dedos de niño.
No  lo puedo  evitar... me  regalas  ese instante   y  te llevo  conmigo.

domingo, 5 de junio de 2011

LIBERTAD


Navegando  en un mar  de  arena, la soledad y el  silencio invaden  el  espacio. Intento  despojar mi mente y mi cuerpo de  aquello que  me impide  sentir.  Sentir,  sin más.  Dejo que  el  sol revitalice  mi  ser.  En  esa  soledad  aletean  dos almas libres en busca, vete  a  saber  de que refugio.  Vuelan  al  centro,  a  ese  ombligo  primigenio en el que me  encuentro.